La importancia de conocer las bases moleculares del cáncer

13 Junio 2019 Por CIED

Los avances en biotecnología se introducen más rápido en la clínica de lo que nos podíamos haber imaginado y es nuestra responsabilidad entender las consecuencias de dichos avances.

Prueba de ello es el trabajo de un grupo de la Southern University of Science Technology en Shenzhen, China, liderado por el investigador He Jiankui, en el que han usado la técnica de edición génica conocida como CRISPR-Cas9 en embriones humanos completamente sanos para eliminar el gen CCR5, responsable de que el virus del SIDA, la viruela o el cólera, sea capaz de entrar en células humanas y propagarse.

Estos embriones, a los que se les ha eliminado el gen CCR5 in vitro, se volvieron inmunes a la infección del virus del SIDA permitiendo así a parejas infectadas por el virus gestar niños libres de la enfermedad. Independientemente de las implicaciones éticas al estar “modificando” y “seleccionando” el proceso evolutivo, algunos pueden argumentar que usar esta técnica para eliminar genes relacionados con enfermedades es algo beneficioso para la humanidad, pero aquí es donde comienza el problema al no comprender exactamente las repercusiones de nuestros actos. El CCR5 no es sólo responsable de bloquear la entrada del virus, si no que también parece ser que tiene un papel positivo en el aprendizaje y en la recuperación de infartos cerebrales.

Y esto va más allá, ya que estas modificaciones serán transmitidas a la descendencia, pero no sólo la eliminación del CCR5, si no todas las dianas no específicas alteradas en el proceso, y sobre las cuales no tenemos control ni conocimiento. Es más, dos artículos recientemente publicados en Nature Medicine alertan sobre un importante aumento en la probabilidad de padecer cáncer al hacer uso de la edición génica mediante CRISPR-Cas9.

Hoy no se concibe una práctica clínica de excelencia sin el conocimiento de las bases moleculares de la enfermedad. El diagnóstico, pronóstico y tratamiento se basa cada vez más en los marcadores moleculares de cada paciente. Cuestión ésta que ha supuesto un nuevo abordaje de la anatomía patológica y la oncología clínica.

Hoy no se concibe una práctica clínica de excelencia sin el conocimiento de las bases moleculares de la enfermedad. Esto supone un nuevo abordaje de la anatomía patológica y la oncología clínica. #URJConline #urjc Clic para tuitear

La Oncología del siglo XXI se sustenta y desarrolla en los avances de la investigación básica en este campo que sólo un esfuerzo común de investigación traslacional puede llevar a la cabecera del paciente. De hecho, las nuevas terapias oncológicas están basadas en inhibidores específicos de dianas moleculares cuyo efecto terapéutico viene determinado por las características moleculares de cada tumor.

Durante la licenciatura de Medicina y la posterior especialización MIR, que reciben especialidades vinculadas con la enfermedad oncológica, no se aborda con el tiempo y el detalle suficiente el conocimiento de las bases moleculares de la mencionada enfermedad. El cáncer tiene unas bases genéticas y moleculares muy bien estudiadas y descritas gracias a la investigación que durante años vienen realizando los mejores laboratorios del mundo. Tampoco a lo largo de los grados del ámbito de ciencias de la salud se aborda con detalle la cuestión de las bases moleculares del cáncer, pues es un conocimiento propio de un post-grado dada la alta especialización de estos conocimientos.

Por ello, un programa de formación de enseñanza especializada de postgrado que aborde las bases moleculares de la Oncología y los nuevos avances en este área, constituye una herramienta formativa necesaria y ventajosa para los mencionados especialistas como así a todos los profesionales del ámbito biosanitario vinculados con la enfermedad tumoral.

En nuestro Máster en Oncología Molecular:

  • El alumno adquiere los conocimientos moleculares que permiten entender los avances de la ciencia y, en su caso, trasladarlos en estrategias de diagnóstico y tratamiento.
  • El alumno desarrolla la autonomía suficiente para participar en proyectos de investigación y colaboraciones científicas o tecnológicas dentro de su ámbito temático, en contextos interdisciplinares y, en su caso, con un alto componente de transferencia del conocimiento a la práctica clínica.
  • El alumno tiene acceso a una gran red social la cual favorecerá el desarrollo de actividades de colaboración científica tanto en la práctica clínica como en los mejores centros de investigación.

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