¿Por qué es importante conocer las bases moleculares del cáncer?

Para responder a la pregunta que formulamos en el título, vamos a dar un ejemplo práctico basado en una tecnología puntera: la edición con CRISPR-Cas9 que permite corregir errores en el genoma, y por tanto ha sido el gran descubrimiento de los últimos años.

Los primeros ensayos clínicos usando esta técnica de editado en el campo de la inmunoterapia ya están en marcha en China y en EEUU y hay un gran número de ellos esperando a ser lanzados próximamente.

Hasta aquí cualquier oncólogo o experto en el tema apostaría por incluir a sus pacientes en estos prometedores ensayos clínicos. Sin embargo, en base a los últimos estudios quizás estén cometiendo un gran error sin ni siquiera ser conscientes de ello por falta de conocimiento sobre esta técnica y sus bases moleculares. Esta técnica está basada en algoritmos predictivos que determinan aquellas zonas con mayor probabilidad en las que las secuencias CRISPR van a actuar, y lo hacen con una gran eficiencia cortando ambas hebras del ADN de doble hélice. Desafortunadamente, en dos recientes publicaciones independientes en Nature Medicine, los investigadores acaban de sugerir que células editadas mediante esta tecnología podrían tener una mayor capacidad de desarrollar cáncer en pacientes.

Por ejemplo, en el estudio realizado por científicos del Karolinska Institutet y de la Universidad de Helsinki, han demostrado en células humanas que el supresor tumoral TP53 reduce la eficacia de esta técnica de editado ya que se activa al cortar las dos hebras de ADN, induciendo su reparación o la muerte de la célula. Aquellas células en las que TP53 está mutado o silenciado, presentan una mejor edición del genoma, pero al mismo tiempo la pérdida de expresión de TP53 conlleva al crecimiento descontrolado de dichas células. Al seleccionar estas células en las que el editado genómico ha funcionado mejor, es factible que estemos seleccionado células con gran potencial cancerígeno ya que la pérdida de expresión de TP53 suele ser una de las bases moleculares del cáncer. Resultados parecidos han sido encontrados en el otro estudio publicado este mes de Junio.

Hoy no se concibe una práctica clínica de excelencia sin el conocimiento de las bases moleculares de la enfermedad. El diagnóstico, pronóstico y tratamiento se basa cada vez más en los marcadores moleculares de cada paciente. Cuestión ésta que ha supuesto un nuevo abordaje de la anatomía patológica y la oncología clínica.La oncología del siglo XXI se sustenta y desarrolla en los avances de la investigación básica en este campo que sólo un esfuerzo común de investigación traslacional puede llevar a la cabecera del paciente. De hecho, las nuevas terapias oncológicas están basadas en inhibidores específicos de dianas moleculares cuyo efecto terapéutico viene determinado por las características moleculares de cada tumor.

Durante la licenciatura de Medicina y la posterior especialización MIR, que reciben especialidades vinculadas con la enfermedad oncológica, no se aborda con el tiempo y el detalle suficiente el conocimiento de las bases moleculares de la mencionada enfermedad. El cáncer tiene unas bases genéticas y moleculares muy bien estudiadas y descritas gracias a la investigación que durante años vienen realizando los mejores laboratorios del mundo.

 Tampoco a lo largo de los grados del ámbito de ciencias de la salud se aborda con detalle la cuestión de las bases moleculares del cáncer, pues es un conocimiento propio de un post-grado dada la alta especialización de estos conocimientos.

Por ello, un programa de formación de enseñanza especializada de postgrado que aborde las bases moleculares de la Oncología y los nuevos avances en este área, constituye una herramienta formativa necesaria y ventajosa para los mencionados especialistas como así a todos los profesionales del ámbito biosanitario vinculados con la enfermedad tumoral.

 En el Máster en Oncología Molecular que se imparte en URJC online:

• El alumnado adquiere los conocimientos moleculares que permiten entender los avances de la ciencia y, en su caso, trasladarlos en estrategias de diagnóstico y tratamiento.
• El alumnado desarrolla la autonomía suficiente para participar en proyectos de investigación y colaboraciones científicas o tecnológicas dentro de su ámbito temático, en contextos interdisciplinares y, en su caso, con un alto componente de transferencia del conocimiento a la práctica clínica.
• El alumnado tiene acceso a una gran red social la cual favorecerá el desarrollo de actividades de colaboración científica tanto en la práctica clínica como en los mejores centros de investigación.