Dónde estamos
Ampliación Edif. Rectorado
Campus de Móstoles
Calle Tulipán s/n.
28933 Móstoles. Madrid
cied@urjc.es
El crecimiento exponencial en la producción y consumo de datos en los últimos años, ha dado lugar a la aparición un nuevo vocabulario, que incluye no sólo nuevos términos, si no también nuevas acepciones de términos que ya existían.
En esta entrada queremos arrojar un poco más de luz desde un punto de vista más divulgativo que riguroso o científico, sobre en qué consisten dos de estos términos, cuál es la relación entre ellos y cómo se complementan. No obstante, antes de hacerlo conviene resaltar que en muchos casos la frontera es demasiado difusa, pudiendo llegar a difuminarse por completo dependiendo del caso o dominio concreto en el que nos encontremos.
Centrémonos primero en el Big Data. Si bien hay montones de definiciones - alguna muy ocurrente, como “todo lo que no cabe en un Excel” - podemos concluir que se trata de un término utilizado habitualmente para referirse a las ingentes cantidades de datos que las organizaciones manejan en la actualidad, y la forma en las que pueden explotarlos para generar cierto valor a la organización. Si queremos ser un poco más específicos, podemos recurrir a las populares 3 Vs (si bien últimamente se habla de 4, 5 o hasta 7 Vs, incluyendo términos como Validez, Veracidad ó Valor):
Por otro lado, cuando hablamos de Business Intelligence (BI) estamos refiriéndonos fundamentalmente a las técnicas y herramientas que las organizaciones pueden utilizar para controlar el pulso de su negocio. En este contexto, pensamos típicamente en cuadros de mando y todo tipo de informes que proporcionan una vista general y agregada de parámetros y variables relevantes para el negocio: beneficio neto, nivel de satisfacción del cliente, ventas por zona geográfica, productos o servicios más vendidos, etc. Los avances en el área en los últimos años se han traducido en herramientas que permiten a usuarios no-técnicos personalizar cuadros de mando a su gusto, definir otros nuevos o realizar nuevos análisis causa-efecto.
Si nos ciñésemos a la concepción tradicional de ambos términos, podríamos decir que algunas de las principales diferencias entre Big Data y BI son:
En realidad, como ya comentamos al principio, esta frontera es mucho más difusa. No en vano, no son pocas las soluciones BI que no se limitan ya al análisis de datos transaccionales, si no que ya son capaces de trabajar también con datos en tiempo real y/o operacionales. En el fondo, podemos concluir que las herramientas y técnicas del Big Data vienen a ampliar el espectro de BI, permitiéndonos incluir en el análisis datos que hasta ahora no podíamos contemplar y, en definitiva, aportar más información, y por tanto mejorar, al proceso de toma de decisiones.
Así las cosas, conviene tener presente que el Big Data no es el martillo con el convertiremos todos los problemas en clavos, si no sólo una herramienta (o conjunto de herramientas más) que vienen a proporcionarnos soluciones para determinados dominios o contextos en los que necesitamos de esas soluciones. Para gran parte de esos dominios, las soluciones BI tradicionales seguirán siendo indispensables y, en muchos casos, más que suficientes, mientras que en otros casos convendrá potenciar sus capacidades con aquellas que nos proporciona el Big Data.
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