¿Podemos mitigar el cambio climático de forma inteligente?

23 Septiembre 2019 Por CIED

En la actualidad, la demanda energética mundial se satisface principalmente mediante el uso de combustibles fósiles que favorecen el aumento de la temperatura media del planeta.

La cumbre contra el cambio climático organizada por Naciones Unidas en Nueva York ha logrado el compromiso de casi 70 países de revisar sus planes de recorte de emisiones de gases de efecto invernadero. Esta cumbre ha puesto sobre la mesa la necesidad de establecer planes concretos y realistas para mejorar las contribuciones a nivel nacional para mitigar el problema global del cambio climático, siguiendo una serie de directrices que logren reducir las emisiones de gases de efecto invernadero un 45% en los próximos diez años para llegar a una tasa de emisión cero en 2050. La cumbre no solo ha reunido a representantes políticos de multitud de gobiernos, sino que también ha incluido a agentes del sector privado, autoridades locales, organizaciones internacionales y a la sociedad civil, uno de los principales motores de este sentimiento de necesidad de cambio. Así, la presión social a través de multitud de movilizaciones a lo largo de todo el mundo es cada vez más significativa, siendo uno de sus máximos exponentes el movimiento global liderado por la joven activista Greta Thunberg, seguido por multitud de jóvenes y no tan jóvenes que llenan las calles en numerosas manifestaciones para exigir a los dirigentes políticos un cambio inminente de escenario energético.

Como señalamos, hoy en día, la demanda energética mundial se satisface principalmente mediante el uso de combustibles fósiles, como carbón, petróleo o gas natural, emitiendo grandes cantidades de dióxido de carbono antropogénico a la atmósfera y favoreciendo el aumento de la temperatura media del planeta como consecuencia del efecto invernadero. La mencionada cumbre pretende desarrollar soluciones ambiciosas en seis áreas principales: transición global hacia el uso de energías renovables; desarrollo de infraestructuras y ciudades sostenibles; racionalización de la agricultura y ordenación sostenible de océanos y bosques; mitigación y/o adaptación a los impactos climáticos; e impulso público-privado para favorecer una economía de emisiones netas cero.

En este contexto, el desarrollo de nuevas tecnologías y soluciones ofrecidas por la ingeniería son capaces de proporcionar energía de forma competitiva a la economía basada en combustibles fósiles. Entre las múltiples soluciones propuestas destaca el uso de las energías solar y eólica, las fuentes de energía de menor coste en casi todas las principales economías. Sin embargo, otro aspecto muy importante se basa no solo en la búsqueda de nuevas fuentes de energía, sino también en mejorar el uso que se da a la energía. Así, destaca la notable diferencia entre la energía consumida a nivel mundial (19.269 millones de toneladas equivalentes de petróleo o Mtoe) y la que finalmente es aprovechada realmente (apenas 9.558 Mtoe), lo que representa alrededor de un 50%. Este porcentaje puede reducirse aún más si se considera la eficiencia limitada de los dispositivos de uso final de la energía, pudiendo alcanzar pérdidas globales del 65% con respecto a la cantidad de energía generada.

Según estos datos, resulta obvio que la solución a los problemas energéticos actuales no pasa únicamente por llevar a cabo una transición hacia fuentes de energía de carácter limpio, sino también por aprovechar más y mejor cualquier energía disponible. Para ello, una primera línea de actuación debe fomentar el incremento de la eficiencia en la cadena de producción y uso de la energía, incluyendo tanto la totalidad de procesos de producción, su transporte y almacenamiento como su uso, ya sea por el desarrollo de nuevas tecnologías o mejora de las ya existentes.

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Nuestra postura y acciones como usuarios de energía resultan de especial importancia para la modificación del escenario energético. Así, por cada unidad de energía que dejamos de consumir en el hogar, centro de trabajo, para nuestra movilidad, etc… se ahorran hasta tres unidades de energía en forma de recurso energético de partida, pudiendo considerar el ahorro energético como uno de los principales recursos energéticos para la mejorara de la sostenibilidad ambiental.

Si estás interesado en esta problemática, te animamos a unirte al MOOC Energía Inteligente para un Futuro Sostenible de URJCx, la iniciativa de conocimiento abierto de la Universidad Rey Juan Carlos, gratuito y online, que te permitirá profundizar en cada uno de los aspectos mencionados con anterioridad. Así, se abordará el panorama energético actual, las principales energías renovables disponibles y su nivel de desarrollo tecnológico, algunos conceptos básicos de ahorro y eficiencia energética y se pondrá sobre la mesa el desarrollo de ciudades inteligentes y smart grids. De este modo podrás ser partícipe de una gestión inteligente de la energía que permita ayudar al movimiento de lucha contra el cambio climático mientras adquieres una base sólida que te permitirá analizar de forma crítica diferentes aspectos relacionados con el sector energético presente y futuro. No esperes más y aprende cómo construir un futuro mejor… ¡Únete a nosotros!

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